Sueños



En la obra freudiana los sueños fueron el elemento más apropiado para llegar al conocimiento del inconsciente, Freud les llamó la VÍA REGIA del inconsciente. En "La interpretación de los sueños" demuestra cómo, de acuerdo con su teoría, los sueños son una realización de deseos y llamó a esto el retorno de lo reprimido.
¿Cómo se explica entonces que muchas veces se produzcan sueños desagradables? Esto se debe a que los deseos que se muestran como realizados en los sueños son deseos inconscientes y de esto nada sabe la conciencia. Para poder tener representatividad aparecen disfrazados en el sueño por efecto de la censura, por lo cual no es fácil comprenderlos. En el sueño se distingue entre un contenido manifiesto, que es el relato mismo de lo que soñamos, y un contenido latente que se refiere al real significado que tiene ese sueño.

En la estructura de los sueños se manifiestan las leyes que rigen el Inconsciente, a saber:
  • La obtención rápida de placer: para lo Inconciente no existe la posibilidad de esperar para satisfacer un deseo.
  • Ausencia de negación: todo es posible, no existe el “no”, nada está prohibido.
  • Ausencia de duda: seguridad absoluta.
  • Falta de principio de contradicción: tiene su propia lógica, por ejemplo en los sueños, los muertos viven, somos niños y viejos al mismo tiempo, etc.
  • Falta de temporalidad: la noción de tiempo no existe, el pasado convive con el presente.
Sueño“La inyección de Irma”
Fue soñado e interpretado por S. Freud, el primer sueño que utilizó para desarrollar su teoría de la satisfacción de los deseos. Freud soñó “ La Inyección de Irma”, la noche entre el 23 y 24 de julio de 1895.
El sueño es el siguiente:

"En un amplio hall. Muchos invitados, a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco en seguida para contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la «solución». Le digo: «Si todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa.» Ella me responde: «¡Si supieras qué dolores siento ahora en la garganta, el vientre y el estómago!... ¡Siento una opresión!...» Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida y abotagada. Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a una ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin, abre bien la boca, y veo a la derecha una gran mancha blanca, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda al de los cornetes de la nariz. Apresuradamente llamo al doctor M., que repite y confirma el reconocimiento... El doctor M. presenta un aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeitado la barba... Mi amigo Otto se halla ahora a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice: «Tiene una zona de macidez abajo, a la izquierda, y una parte de la piel, infiltrada, en el hombro izquierdo» (cosa que yo siento como él, a pesar del vestido). M. dice: «No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado; sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno...» Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección. Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena..., ácido propiónico.... trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos caracteres). No se ponen inyecciones de este género tan ligeramente... Probablemente estaría además sucia la jeringuilla".

Freud interpretó que Irma reunía características de varias mujeres reticentes a su método psicoanalítico. Sin embargo, atrás de la trama del sueño, reconoce su deseo de no sentir culpa de los padecimientos de su ex paciente. Ese mismo deseo de no sentirse culpable, es lo que lo llevó a culpar al colega, en el sueño, ya que él como médico, no podría ser responsable de una dolencia orgánica.
El día anterior al sueño, Freud se había encontrado con ese amigo médico y había tenido una diferencia de opinión con él. Éste le contó a Freud, que ahora él estaba atendiendo a Irma y ella seguía mucho mejor. Freud entendió este comentario, como una crítica hacia su terapéutica y como para justificar este “reproche” esa misma noche escribió la historia clínica de Irma. En el sueño atribuye la responsabilidad de los problemas de Irma a su colega, pero, en realidad es él quien se siente culpable .
“Por lo tanto el contenido del sueño es la realización de un deseo”.

Sigmund Freud, "La interpretación de los sueños" (1900)


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